Proyecto 13 Casas para el Jubileo de Esperanza N.º 4

La siguiente carta proviene de Senegal, donde las Hijas de la Caridad lideran una esperanzadora iniciativa como parte del Proyecto 13 Casas para el Jubileo. Enraizado en la tradición vicentina de servicio a los más necesitados, el proyecto busca mejorar las condiciones de vida de nueve familias especialmente vulnerables en una comunidad rural, apoyando la construcción o reparación de sus viviendas.

Las familias fueron identificadas por cuatro hermanas dedicadas que, mediante visitas regulares a los hogares, reconocieron a aquellas que vivían en situaciones particularmente precarias. Entre los beneficiarios se encuentran personas mayores, personas con discapacidades, hogares monoparentales y familias numerosas, muchas de las cuales han soportado durante años condiciones de vivienda inseguras o inestables.

Con un apoyo adaptado a los desafíos únicos de cada familia, la iniciativa proporciona algo más que refugio: fomenta la esperanza, la estabilidad y el reconocimiento de que toda persona merece vivir con dignidad. Esta carta, escrita por la Sor María Jesús López, ofrece una reflexión de primera mano sobre las alegrías, luchas y lecciones de esta misión —especialmente la importancia de acoger perspectivas diferentes a las nuestras.

Cultivar una nueva comprensión

Carta desde Senegal de Sor María Jesús, HC, en un entorno mayoritariamente musulmán

Mi nombre es María Jesús López. Soy Hija de la Caridad de San Vicente de Paúl desde 1986. Tengo una vocación misionera, ya que desde el inicio de mi vocación sentí el llamado de Dios a ir ad gentes (a las naciones).

A lo largo de mi viaje, he servido en Guinea Ecuatorial, Marruecos, Mauritania y ahora Senegal. En cada una de estas experiencias misioneras he encontrado una profunda alegría. El llamado a la misión siempre ha sido fuerte en mi corazón, y el Señor siempre ha respondido con un amor sin medida. Estoy llena de gratitud por ese amor, y soy más feliz cuando puedo compartirlo con los pobres que encuentro.

No elegí coordinar este Proyecto 13 Casas; lo considero un regalo de Dios en mi vida. Como responsable de la comunidad, simplemente respondí al llamado de la FHA para mejorar la vida de estas familias. Ellas están siendo testigos, casi como por milagro, de la restauración de sus hogares.

Este proyecto no ha sido fácil. Aquí todo funciona de manera informal, como en casa. Uno de los mayores desafíos ha sido conseguir facturas apropiadas para los gastos, y muchos de los presupuestos iniciales no estaban bien preparados.

Aunque esto ha dificultado el proceso, es importante destacar que las familias a las que estamos ayudando siguen estando agradecidas con lo poco que tienen. El poder terminar sus casas es, de hecho, el mayor regalo que podemos ofrecerles. Es una realidad difícil de comprender a menos que se viva entre estas familias. A menudo vemos las cosas desde una óptica europea, pero la perspectiva aquí es completamente diferente. El valor del hogar y la comunidad va mucho más allá de lo que podríamos esperar o entender.

El Jubileo que estamos viviendo es especialmente significativo para nosotras. La alegría es visible en los rostros de las personas que se benefician de esta oportunidad. Su felicidad es nuestro júbilo. Nos conmueve —y damos gracias a Dios.

La historia más impactante ha sido la muerte de uno de los beneficiarios. Nos dejó profundamente afectadas. Era un buen hombre, ciego, que vivía con su madre. Aunque estaba enfermo, actuaba como si nada sucediera, sin siquiera contarnos su condición. La enfermedad avanzó silenciosamente hasta que finalmente le quitó la vida. Se fue simplemente, y ahora creemos que se alegra en la presencia del Señor. Su madre sigue con el corazón roto, pero continúa ayudando con la finalización de su hogar.

Otra historia conmovedora es la de Marcel, un anciano que vive con su esposa. Está prácticamente discapacitado. La alegría en su rostro —visible en la luz de sus ojos— fue abrumadora. Su felicidad por sí sola hace que todo el proyecto valga la pena.

La comunidad está plenamente involucrada en el proyecto. Hemos dividido las familias entre nosotras para que cada hermana sea responsable de dos o tres, encargándose de todo lo relacionado con ellas, como la contabilidad, los recibos y las fotos. Contamos con el apoyo de un joven cristiano que sirve como contacto entre las familias. Hemos tratado de mantenernos en un segundo plano lo más posible, porque si se supiera que estamos detrás de esto, no podríamos responder a la cantidad de solicitudes de ayuda de otras familias. Este joven es un verdadero vicentino: sensible y solidario con los pobres.

Las vidas de estas familias están siendo transformadas. Ahora tienen electricidad, agua corriente, baños y viviendas seguras, cosas que nunca imaginaron posibles. Apenas lo pueden creer.

El Proyecto 13 Casas para el Jubileo es verdaderamente increíble. Damos gracias a Dios por cada persona involucrada y por el bien que se está haciendo a tantas familias. Para nosotras, el reto es responder a todas las necesidades que encontramos. Nos faltan recursos económicos y también tiempo. Incluso con todo el dinero del mundo, el tiempo es limitado —y sin un seguimiento adecuado, ningún proyecto puede tener éxito.

A otras organizaciones o personas que estén considerando lanzar un proyecto similar en una cultura diferente a la suya, les ofrecemos este consejo: no se trata de hacer cosas por la gente, sino de estar con ellos. Escuchen, comprendan y no impongan sus propios modelos. Su manera de pensar es totalmente distinta. Apoyar su crecimiento es una alegría, pero incluso la idea de “desarrollo” tiene un significado diferente para ellos que para nosotros.

Un cálido saludo y GRACIAS por estar aquí.