Kateryna empacó rápidamente sus maletas en la región ucraniana de Luhansk en septiembre del 2015 y solo tomó lo que era absolutamente necesario para ella y sus dos hijas pequeñas. Su ciudad natal se había vuelto demasiado peligrosa. Los constantes bombardeos habían destruido las casas a su alrededor. Huir era la opción obvia.

Pero lo que, inicialmente, parecía un viaje hacia la seguridad, debería convertirse en una batalla que dejaría a Kateryna desesperada y con miedo de perder a sus hijas. Como madre soltera, dependía de cualquier ayuda que pudiera conseguir para mantenerles, a ella y a sus hijas, fuera de las calles. Pero sin ningún apoyo familiar, su única opción eran los subsidios familiares estatales.

Y luego, el Departamento de Bienestar Social rechazó el pago por su hija menor, Yulyia. La pequeña había nacido en marzo de 2015 en los territorios ocupados. De acuerdo con un decreto emitido por el Presidente, su certificado de nacimiento no fue reconocido por los organismos estatales en Ucrania: el certificado de nacimiento fue considerado inválido, lo que hacía que Yulyia no fuera elegible para ningún beneficio. La única solución era recibir un nuevo certificado de nacimiento. A través de una orden judicial. Exigiendo el pago de honorarios legales que Kateryna no podía pagar.

Kateryna y sus dos hijas son solo tres de las, aproximadamente, 40 millones de personas que vivían un desplazamiento interno debido a un conflicto, a finales del 2017 (Enlace). Kateryna tuvo suerte y recibió la ayuda de la organización benéfica vicenciana Depaul Ucrania que la apoyó durante todo el juicio y obtuvo un nuevo certificado de nacimiento, lo que dio como resultado que Yulyia tuviera derecho a los subsidios familiares y, finalmente, sea reconocida como una ciudadana ucraniana. Era el primer paso importante hacia una nueva vida para Kateryna y sus hijas en su propio país. Pero muchos más en todo el mundo necesitan ayuda.

El Centro de Monitoreo de Desplazamientos Internos estima que en el 2017 se registraron un total de 11.8 millones de nuevos desplazamientos debido a conflictos y 18.8 millones de nuevos desplazamientos debido a desastres. La escala es absolutamente inimaginable y, a veces, parece una gota en el océano cuando uno intenta marcar la diferencia.

Pero esta gota significa el mundo para una familia que recibe la llave de su nuevo hogar después de perder todo en una inundación. Esta gota significa que un niño puede dormir sano y salvo en su propia cama. Esta gota asegura que aquellos que huyen de la violencia y el desastre puedan construir una nueva vida, un futuro.

Cuando lanzamos por primera vez la Campaña “13 Casas”, las ideas de proyectos vinieron de Guatemala, México, India, Colombia, y todas respondieron a las necesidades urgentes de quienes habían sido desplazados en sus propios países. Leer estas propuestas fue tan trágico como inspirador. Y nos mostró lo que podríamos lograr si todos/as nos unimos y nos preguntamos: ¿Qué más podemos hacer?

Estos proyectos cambiarán las vidas de cientos de familias en los próximos años, sacarán a la gente del sinhogarismo y de la pobreza y abrirán oportunidades donde no pareciera haber alguna.

¡Le invitamos a formar parte de este movimiento para el cambio y ayudarnos a mejorar y transformar las vidas de 10,000 personas en los próximos 3 a 5 años! La Campaña “13 Casas” es ambiciosa y quiere ver proyectos “13 Casas” en los 156 países donde trabaja la Familia Vicenciana.

Obtenga más información sobre la Campaña y cómo puede participar aquí.