El tema anual de la Familia Vicenciana para el 2019 es el Desplazamiento Forzado. Te invitamos a reflexionar, orar y a continuar sirviendo a nuestros/as hermanos y hermanas que se ven obligados/as a huir de sus hogares por razones de guerra, persecución y desastres naturales. Esperamos que este recurso, producido por la Alianza Famvin con las personas sin hogar te permita hacerlo. Puedes descargar este documento en PDF.

A continuación, se presentan algunas estadísticas clave sobre el desplazamiento forzado de las Naciones Unidas. También puedes leer nuestro documento informativo sobre el desplazamiento forzado para obtener más información sobre el tema.

Escritura y Desplazamiento Forzado

La Biblia hace referencia, con frecuencia, a la situación de las personas desplazadas:

1. El Éxodo:
La esclavización del pueblo judío y su liberación de Egipto al Monte Sinaí es narrada en los primeros libros: Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. En Deuteronomio 10,19, Moisés le dice a los israelitas: “Y vosotros debéis amar a los que son extranjeros, porque vosotros mismos fuisteis extranjeros en Egipto”

2. Mateo 2, 13-23
El viaje de María y José, por causa del rey Herodes, nos recuerda que así fue como Él entró en el mundo, Cristo mismo fue desplazado a la fuerza por amenaza de persecución. “Cuando se hubieron ido, un ángel del Señor se le apareció a José en un sueño. ´Levántate´, dijo, ´toma al niño y a su madre y huye a Egipto. Permanece allí hasta que te diga, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo´.” (Mateo 2, 13)

3. Levítico 19, 33-34
“Si un extranjero se establece en vuestra tierra, no lo molestaréis; será para vosotros como un compatriota más y lo amarás como a ti mismo pues también vosotros fuisteis extranjeros en la tierra de Egipto. Yo soy el Señor tu Dios.”

4. Mateo 25, 34-36
“Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me acogisteis…”

 

San Vicente de Paúl y los/as refugiados/as

San Vicente hizo el acoger y cuidar de las personas desplazadas una parte central del ministerio la Familia Vicenciana en sus inicios. El P. Robert Maloney en su artículo “Acogiendo al forastero: San Vicente de Paúl y las personas sin hogar” , describe el trabajo con quienes huyen de la guerra en Lorena.

 

Papa Francisco sobre los/as refugiados/as

El Santo Padre ha hablado con frecuencia, durante su papado, de la difícil situación de los/as refugiados/as y los/as migrantes. En particular, ha resaltado el desplazamiento de refugiados/as que intentan cruzar a Europa. En el 2013 visitó la isla de Lampedusa, donde muchos/as refugiados/as se alojaban después de haber hecho el viaje a través del mar Mediterráneo. Al reflexionar sobre este peligroso viaje, Francisco dio una homilía en un campo de refugiados en Lampedusa:

«“¿Dónde está tu hermano?”, la voz de su sangre grita hasta mí, dice Dios. Ésta no es una pregunta dirigida a otros, es una pregunta dirigida a mí, a ti, a cada uno de nosotros. Esos hermanos y hermanas nuestras intentaban salir de situaciones difíciles para encontrar un poco de serenidad y de paz; buscaban un puesto mejor para ellos y para sus familias, pero han encontrado la muerte. ¡Cuántas veces quienes buscan estas cosas no encuentran comprensión, no encuentran acogida, no encuentran solidaridad! ¡Y sus voces llegan hasta Dios!”

Francisco ha animado a una ‘cultura del encuentro’ como un antídoto a la ‘globalización de la indiferencia’, que dice impregnar la respuesta del mundo a tragedias humanitarias. En agosto del 2017, en el Día Mundial de los Migrantes y Refugiados, repitió su llamado a una respuesta católica compasiva:

Cada forastero que llama a nuestra puerta es una ocasión de encuentro con Jesucristo, que se identifica con el extranjero acogido o rechazado en cualquier época de la historia (cf. Mt 25,35.43). A cada ser humano que se ve obligado a dejar su patria en busca de un futuro mejor, el Señor lo confía al amor maternal de la Iglesia. Esta solicitud ha de concretarse en cada etapa de la experiencia migratoria: desde la salida y a lo largo del viaje, desde la llegada hasta el regreso. Es una gran responsabilidad que la Iglesia quiere compartir con todos los creyentes y con todos los hombres y mujeres de buena voluntad…
A este respecto, deseo reafirmar que «nuestra respuesta común se podría articular entorno a cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar»

 

Preguntas para la reflexión

– ¿Qué podemos aprender a partir de la obra de San Vicente con las personas desplazadas?
– ¿De qué manera la Biblia nos anima a tratar a los/as refugiados/as y a los/as ‘forasteros/as’?
– ¿Cómo podemos fomentar una ‘cultura de encuentro’ en nuestras comunidades?

 

Oración por los/as refugiados/as

Señor, que nos enseñas a acoger al forastero. En tu bondad, protege a los refugiados y los desplazados, aquellos que han sido separados de sus seres queridos y sus hogares.
Danos la compasión para mostrar tu bondad al forastero y a todos los necesitados. Que sepamos ofrecer un abrazo de bienvenida y crear un nuevo hogar para los que no lo tienen. Que podamos manifestar amor a todos nuestros vecinos, independientemente de su credo o color.
Concédelo, te rogamos, por Cristo nuestro Señor.