En 1960, cuatro hermanas de la Congregación de las Hermanas de la Misericordia de San Vicente de Paúl en Untermarchtal se pusieron en camino para servir a Cristo a través del prójimo en el suroeste de Tanzania, en línea con su vocación espiritual. La chispa de la espiritualidad Vicenciana prendió en las jóvenes del país y hoy, 240 vicencianas tanzanas siguen a San Vicente y Santa Luisa en sus obras socio-asistenciales en 25 puntos de Tanzania.

Por ejemplo, en el Centro de Formación Profesional Santa Mónica, en Mbinga, las jóvenes tienen la oportunidad de ser aprendices y adquirir capacidades que les servan para gestionar una familia. Al estudiar en un internado, las chicas están protegidas de la violencia, embarazos no deseados demasiado tempranos o el matrimonio. Otro ejemplo es el centro de salud de Maguu. Además de la atención ambulatoria y pequeñas operaciones, las hermanas se han centrado en ayudar a las mujeres en la sala de maternidad.

Más allá de estos proyectos en áreas de educación y salud, las hermanas también apoyan a personas sin hogar. El comedor social de Bethanien en la casa regional en Mbinga lo gestiona la hermana Felista y proporciona comida caliente y ropa todos los días para quien las necesita. Es un primer punto de contacto con los pobres y los sin hogar, donde se les escucha y se atienden sus necesidades en la medida de lo posible. A menudo, la Casa de Bethanien acoge a gente mayor sin parientes. En Tanzania, es normal que la familia se ocupe de sus mayores, pero si no tienen a nadie más, se ven solos, a menudos empobrecidos y sin hogar. Una y otra vez, la Casa Bethanien es el único lugar donde reciben atención y cuidado. Por lo que éste es un lugar donde las personas sin hogar pueden sentirse como en casa.

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