En el 2015, el papa Francisco publicó Laudato Si’, una encíclica sobre el cambio climático y la desigualdad. La siguiente es una reflexión sobre sus palabras y una consideración de cómo Laudato Si’ comunica y afirma, a la vez, el trabajo de Alianza Famvin con las personas sin hogar. La reflexión se publicará en tres partes.

A su vez, te pedimos que reflexiones sobre qué contribuciones únicas podría aportar la Familia Vicentina al movimiento por la justicia ambiental y social.

Como vicentinos y vicentinas queremos hechos, no palabras. Lo que hacemos importa más que lo que decimos. La vida de San Vicente de Paúl se caracterizó por la acción y él mismo dijo que “la práctica de la caridad, como ayudar a los miembros que sufren, de nuestro Señor, es preferible a todos los demás ejercicios”. En Laudato Si’, el papa Francisco expresa su frustración con el estancamiento actual de instituciones políticas y religiosas, corporaciones, organizaciones e individuos, cuando se trata de abordar el cambio climático. Al igual que nosotros como vicentinos/as, Francisco llama a la acción.

Las predicciones apocalípticas ya no se pueden enfrentar con ironía o desdén. Bien podríamos estar dejando a las generaciones venideras escombros, desolación y suciedad… Los efectos del desequilibrio actual sólo pueden reducirse con nuestra acción decisiva, aquí y ahora. Necesitamos reflexionar sobre nuestra responsabilidad ante aquellos que tendrán que soportar las terribles consecuencias (art. 161).

Otra coincidencia fundamental entre los valores vicentinos y el mensaje de Laudato Si’ es la que se centra en las personas que sufren pobreza. Vicente nos dijo que “los pobres son nuestros amos” y enfatizó cuánto tenemos que aprender de las personas que sufren pobreza. Del mismo modo, el papa Francisco reconoce que si queremos tener alguna esperanza de lograr el cambio que él desea, todos y todas deben ser incluidos en el diálogo, y eso incluye a los y las pobres. Sobre todo, porque serán las personas más afectadas por la crisis climática. En particular, Francisco difunde las voces de los grupos indígenas y demuestra lo que aprendió trabajando con ellos antes de su elección como papa.

[Los grupos indígenas] no son solo una minoría entre otros, sino que deben ser los principales interlocutores del diálogo … Para ellos, la tierra no es una mercancía sino un regalo de Dios y de sus antepasados que descansan allí, un espacio sagrado… Cuando permanecen en su tierra, ellos mismos la cuidan mejor. Sin embargo, en diversas partes del mundo se les presiona para que abandonen sus tierras de origen para dar lugar a proyectos agrícolas o mineros que se emprendan sin tener en cuenta la degradación de la naturaleza y la cultura (art. 146).

Los individuos y grupos locales pueden marcar una diferencia real. Pueden inculcar un mayor sentido de responsabilidad, un fuerte sentido de comunidad, una disposición para proteger a los y las demás, un espíritu de creatividad y un profundo amor por la tierra. También les preocupa lo que eventualmente dejarán a sus hijas e hijos, nietas y nietos. Estos valores están profundamente arraigados en los pueblos indígenas (art. 179).

Una lección específic de los y las pobres está presente en la declaración de Francisco de que la Tierra es una “madre” que merece cuidados. El antropomorfismo de la tierra de Francisco continúa al afirmar que la Tierra y los y las pobres están intrínsecamente conectados y, que la Tierra es, de hecho, “la más abandonada y maltratada de nuestros y nuestras pobres” (sec. 2).

La Tierra también es una pobre que necesita ser cuidada junto con esos humanos vulnerables que son los primeros en sufrir las consecuencias de nuestra explotación de la Tierra (art. 190).

Si la Tierra y las personas que sufren pobreza son lo mismo, entonces los problemas ecológicos no pueden separarse de los sociales. La sostenibilidad ambiental y la sostenibilidad social deben considerarse igualmente importantes, ya que las dos son mutuamente inclusivas y una no puede existir sin la otra. En la actualidad, tampoco debemos. En palabras del Papa Francisco:

Todo enfoque ecológico debe incorporar una perspectiva social que tenga en cuenta los derechos fundamentales de las personas que sufren pobreza y son desfavorecidas (art. 93).

No nos enfrentamos a dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino a una crisis compleja que es tanto social como ambiental. Las estrategias para una solución exigen un enfoque integrado para combatir la pobreza, devolver la dignidad a los y las excluidos y, al mismo tiempo, proteger la naturaleza (art. 139).

En consecuencia, la FHA continuará siendo fiel a sus valores vicentinos y servirá a los y las personas más pobres de los pobres, al mismo tiempo que colocará al frente y en el centro, las iniciativas de cambio sistémico que combaten el impacto del cambio climático y la destrucción ambiental.

 

Seguir leyendo:

 

I – El contexto de Laudato Si’

III – La Aliaza Famvin y Laudato Si’