Miles de millones de personas experimentan el sinhogarismo en el mundo[1], y sus causas y formas son diversas. Por lo tanto, requiere respuestas que van más allá de proporcionar un hogar, sino que también incluyen aspectos más amplios y holísticos. Por ejemplo, la prestación de apoyo psicológico y la promoción de una vida independiente y digna.

Es lo que están haciendo las Hijas de la Caridad en Asturias, junto con otras ramas vicentinas (AIC, SSVP y AMM) y dos entidades colaboradoras (las fundaciones Cajastur y Alimerka) con el proyecto: “Acogiendo a personas en situación de sinhogarismo”. Esto comenzó en febrero del 2020 y es parte de la Campaña 13 Casas para responder a las miles[2] de personas en situación de sinhogarismo en España.

 

El objetivo del proyecto es proporcionar un hogar seguro para familias vulnerables (a menudo refugiados[3]) que están en riesgo o experimentando el sinhogarismo. Hasta la fecha, el proyecto cuenta con cinco apartamentos: tres en Oviedo, uno en Gijón y uno en Avilés. Partiendo del carisma de su fundador: “Fui forastero y me acogisteis” (Mateo 25, 35-40), el proyecto no pretende únicamente dar un hogar. Además, el proyecto tiene como objetivo ofrecer tantas herramientas como sea posible para ayudar a las personas a vivir sus vidas de forma independiente y con dignidad.

Entre los diversos servicios que ofrece el proyecto, se encuentra la provisión de alimentos a través de comedores sociales, y el apoyo que se ofrece en la búsqueda de empleo y solicitud de permisos de residencia. Las familias a menudo provienen de circunstancias previas muy difíciles y necesitan tiempo y espacio para recibir el apoyo adecuado. Uno de los beneficiarios que venía de Colombia a España dijo:

“Vivíamos en un sótano insalubre, en condiciones inapropiadas, sufrimos por la situación, especialmente por nuestro hijo. […] Con el apoyo de personas del equipo del proyecto ’13 Casas’ hemos tenido, no solo vivienda sino alimentación, necesidades básicas, la posibilidad de encontrar pequeños trabajos para avanzar hacia una mayor autonomía.”

 Gracias a todos estos servicios puestos en marcha, los apartamentos son un alojamiento temporal para familias que podrán ir ganando poco a poco su independencia.

Las palabras de una persona que vive la acción vicentina contra el sinhogarismo

“¡Hay tantas historias!

Pero la vida no es algo que quepa en una página, sí, así es, somos parte de esta historia, aunque nunca pensamos que esto nos pasaría a nosotros.

Basta con cerrar los ojos e imaginar que seguimos en nuestra amada Venezuela, que por azares del destino tuvimos que irnos, por querer defender nuestro pensamiento y por muchas otras razones que no importa explicar aquí demasiado en detalle. Basta pensar en nosotros como una familia de tres personas – mamá, papá e hija – obligada a dejar todo lo que hemos construido durante años de trabajo sin saber cuándo volveremos a ver a nuestras familias, pidiéndole a Dios todos los días que nos de mucha fuerza para no perder la esperanza de poder volver a abrazar a nuestros padres.

Sin embargo, en toda esta marea de sentimientos, también hemos experimentado la gracia de Dios y la voluntad de personas que hoy podemos llamar nuestros “ángeles de la guarda” y que nos ayudaron a no caer en un abismo de desesperación.

Hoy podemos decir que hay una luz al final del túnel, que la nobleza del ser humano existe, gracias a quienes dirigen organizaciones como la FHA, con su proyecto 13 Casas en Asturias que, desde el primer día, nos ofreció todo lo que necesitábamos para aliviar nuestro sufrimiento.

Todavía recuerdo con gran alegría cuando recibimos una llamada de nuestra querida Hermana Evelia, ‘nuestro ángel’, con lágrimas en sus ojos, diciéndonos: «Hemos conseguido un piso para ustedes». Nunca olvidaré esas palabras ya que a partir de ese momento nuestra vida cambió, hoy vivimos en un departamento acogedor, lleno de muchas cosas que no necesariamente son materiales, donde hemos aprendido a entender las palabras: ‘solidaridad’, ‘cariño’, ‘ convivencia’, entre muchas otras.

Compartimos piso con una chica de Colombia y su hija de 5 años, juntos somos una familia. Aquí recibimos todo tipo de ayuda: moral, social, psicológica y también apoyo laboral. Es por eso que queremos agradecer sinceramente a todas estas personas que hacen posible estos proyectos y esperamos que algún día también podamos retribuir a la comunidad y ayudar a otras personas necesitadas”.