REFUGIO

— Una Meditación para la Familia Vicentina–

Las obras de misericordia están en el corazón de la espiritualidad de nuestra Familia. El profeta Isaías nos clama (Is 58,6-7): «No es este el ayuno que yo escogí…¿No es acaso el ayuno compartir tu pan con el hambriento y dar refugio a los pobres sin techo, vestir al desnudo y no dar la espalda a los tuyos?».Fíjate en el sutil matiz: ¡las personas sin hogar y los desnudos están hechos de nuestra propia carne! Las escrituras del Nuevo Testamento nos dicen que ellos también son la carne de Jesús.

Cuántas veces San Vicente cita el capítulo 25 de Mateo al enumerar los criterios por los cuales seremos juzgados: « Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí…Cuanto hicisteis a unos de estos hermanos, a mí me lo hicisteis».

La hermosa escultura creada por Timothy Schmalz, bendecida por el Papa Francisco y luego entregada a nuestra Familia Vicentina, simboliza nuestro compromiso de acoger a las personas viviendo en situación de sinhogarismo a través de la Alianza Internacional Famvin para Personas sin Hogar. Concreta nuestro compromiso como Familia para realizar las obras de misericordia.

Timothy Schmalz compuso un poema para acompañar su obra de arte:

Vi a un extraño o a un hermano

dormir en la calle de una ciudad.

Vi una paloma y un chófer

resguardar al hombre del aire frío de la noche.

Nadie se detuvo a mirar

en este extraño sitio

de un ser humano excluido de

compasión y afecto.

Deja que esta pequeña paloma convierta nuestra oscuridad en luz.

para que podamos ver a nuestra hermana y hermano

y aprender a cuidarnos unos a otros.

En un emotivo discurso del 6 de agosto de 1656, Vicente definió la misericordia como «la característica distintiva de Dios». Expresó la esperanza de que cualquiera que vea a un miembro de su Familia diga: «He aquí una persona llena de misericordia». Ampliando el tema, añadió: «Debemos practicarla… a lo largo de nuestra vida: la misericordia corporal, la misericordia espiritual… la prisa por atender las necesidades del prójimo…»(CCD:XI:308-309). 

El Papa Francisco repite el mismo tema una y otra vez. Las primeras palabras del lema que eligió como Papa fueron: «Tener Misericordia». En una de las primeras audiencias públicas, recomendó el estudio detallado del Cardenal Walter Kasper, La misericordia: Clave del Evangelio y de la vida cristiana. Luego publicó su propio libro titulado El nombre de Dios es Misericordia. 

En la escultura de Timothy Schmalz, la paloma, o el Espíritu del Señor, cubre a una persona sin hogar desnuda. ¿Vemos a esas personas (mujeres, hombres, niños) sentadas o acostadas en la calle y luego buscamos formas de protegerlas? ¿El Espíritu de Dios nos impulsa a acompañarlos en su búsqueda de un hogar? Como miembros de la Familia Vicentina internacional, ¿somos creativos al expandir la Campaña 13 Casas a nivel local y mundial como parte de la Alianza Famvin para personas sin hogar?

En su poema, «Día de verano», Mary Oliver nos pregunta:

¿qué piensas hacer

 con tu única, salvaje y preciosa vida?

La respuesta de San Vicente a este desafío vocacional es esta: En esta vocación nuestra, estamos muy en conformidad con Nuestro Señor Jesucristo… Si le preguntamos a Nuestro Señor: «¿A qué viniste a la tierra?» (Jesús respondió): «Para ayudar a los pobres». «¿Para algo más?» “Para ayudar a los pobres” (CCD:XI:98).  

Desde 2017, año del 400 aniversario del nacimiento del Carisma Vicenciano, nuestra Familia ha elegido «Proteger a las personas sin hogar» como meta mundial. Jesús nos anima en este compromiso, “Sed misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso” (Lucas 6:36).

Por P. Robert Maloney, CM