Refugio para la esperanza: una campaña para apoyar la respuesta de la Familia Vicentina a la guerra de Etiopía

 

En 2022, ACNUR anunció que más de 100 millones de personas en el mundo habían sido forzadas a dejar sus casas, describiendo esta cifra récord como «un hito dramático que pocos habrían esperado hace una década».

Gran parte de este movimiento está motivado por la inseguridad alimentaria mundial y la crisis climática, sin embargo la fuerte subida reciente se ha atribuido en gran parte a conflictos nuevos y en aumento.

Así como el sufrimiento en Ucrania ha recibido debidamente mucha atención mediática, para la  Campaña de Navidad de la Alianza Famvin con las personas sin hogar (FHA en inglés) nos gustaría destacar una de las crisis que ha recibido menos atención, la de Etiopía. La campaña apoyará el trabajo de la Familia Vicentina proporcionando apoyo vital y esperanza a aquellos que han sido afectados y desplazados por el conflicto.  

La historia de Eden

Eden es una mujer de 29 años que lleva más de dos años viviendo en centros para desplazados internos, como consecuencia del conflicto en Etiopía. Los combates comenzaron en la región septentrional de Tigray en noviembre de 2020 -entre el gobierno federal y las fuerzas regionales- y los siguientes años de conflicto han tenido consecuencias devastadoras. Las personas desplazadas como Eden se enfrentan a dificultades inimaginables: los alimentos, los suministros y los refugios son limitados, y el trauma que han experimentado está teniendo un impacto significativo en su salud mental. La historia personal de Eden se cuenta aquí con más detalle, pero lamentablemente sus experiencias son compartidas por muchos.

Antes de la guerra

Eden nació en Adigrat y fue criada por una madre soltera en un hogar pobre. Ayudó a su madre trabajando desde muy pequeña, pero su madre se dedicó a que sus hijos fueran a la escuela y tuvieran oportunidades de una vida mejor. El hermano mayor de Eden murió en una pelea cuando sólo tenía 17 años, dejando a Eden y a su madre desconsoladas. Decidida a triunfar, Eden se licenció en Administración y Dirección de Empresas. Sus logros continuaron al completar un máster y convertirse más tarde en profesora. Eden había salido de la pobreza, se había forjado una buena vida y había conseguido cuidar de su madre hasta que falleció.

«Por primera vez en mucho tiempo, era verdaderamente feliz. Tenía un futuro esperanzador por delante y mi madre había vivido lo suficiente para verlo».

La guerra

Por desgracia, Etiopía se vio envuelta en discordias políticas y étnicas. Tras recibir malos tratos y amenazas por su origen tigrés, Eden perdió su casa y su trabajo, y tuvo que mudarse con su tía. Aunque Eden consiguió encontrar un nuevo trabajo, lamentablemente las tensiones siguieron aumentando, al igual que la amenaza de guerra. Estallaron los combates y Eden recibió la noticia de que se acercaba un ataque. Eden huyó a pie, sin nada más que la ropa que llevaba puesta y los pocos suministros de emergencia que pudo reunir.

En su viaje, Eden sufrió abusos físicos y violencia sexual por parte de los soldados, un horrible trauma que sufrieron muchas otras personas durante el conflicto. Se han evidenciado muchos crímenes de guerra, y algunas estadísticas afirman que la asombrosa cifra de 120.000 mujeres y menores han sido violados. Eden recibió ayuda para llegar a un refugio temporal para desplazados internos, pero las condiciones eran pésimas: los espacios estaban abarrotados y escaseaban los alimentos, y no había servicios esenciales como bancos y comunicaciones.

Hasta la fecha, al menos 2,8 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares, muchas de ellas en circunstancias similares a las de Eden. Se calcula que la inseguridad alimentaria y la malnutrición afectan a más de 13 millones de personas en Tigray y regiones cercanas, y los servicios sanitarios esenciales son extremadamente limitados (según datos de la OMS).

La esperanza

Gracias a la ayuda de la Familia Vicentina, Eden pudo acceder a un proyecto piloto que ofrece apoyo psicosocial a supervivientes de violencia sexual en conflictos. A través de facilitadores formados (que también son supervivientes), grupos de mujeres se reúnen para compartir sus historias sin miedo a ser juzgadas. Aunque Eden se había vuelto muy retraída, asistía sin falta a todas las sesiones del grupo. Las sesiones adoptan un enfoque de «escucha activa útil» -pionero en Ruanda tras el genocidio de 1994- y su objetivo es ayudar a las supervivientes a comprender mejor sus circunstancias, identificar estrategias de afrontamiento y desarrollar su resiliencia. También hay una casa segura con espacio para acoger hasta 80 supervivientes, y se pueden distribuir suministros de emergencia (como dinero en efectivo y paquetes de dignidad) a quienes los necesiten.

Si los esfuerzos de recaudación de fondos tienen éxito, la Familia Vicentina espera apoyar a más personas afectadas por el conflicto de las siguientes maneras:

  • Ampliando las sesiones de apoyo en grupo, para ayudar a más supervivientes a superar los traumas relacionados con el conflicto.
  • Crear un centro de traumatología en Alitena, una zona en la que muchas personas afirman haber sufrido violencia sexual, con el objetivo de ayudar a 1.000 personas al año.
  • Distribuir paquetes de recuperación posbélica para ayudar a las personas a reconstruir sus vidas, que podrían incluir artículos de primera necesidad para el hogar, así como artículos para promover la dignidad.

Las ramas de la Familia Vicentina fueron de las primeras en responder a esta trágica crisis en la región, proporcionando asistencia vital a las personas vulnerables de sus comunidades. Con tu generoso apoyo, podemos ayudar a la Familia Vicentina a:

  • Proporcionar alimentos esenciales a los más vulnerables y sin medios para valerse por sí mismos.
  • Ayudar a los afectados por el trastorno de estrés postraumático proporcionándoles apoyo psicosocial y emocional para contribuir a su recuperación.
  • Ayudar a las familias a asegurar sus medios de subsistencia y reconstruir sus vidas.

 

* Los detalles de esta historia se han alterado ligeramente para proteger la identidad del beneficiario. Se han modificado el nombre, la edad y el lugar de residencia del beneficiario. Por lo demás, toda la información facilitada es exacta, tal como la narró el beneficiario.

¡DONA!

Para donaciones, por favor, comuníquese con fha.info@famvin.org para recibir información detallada.

Contexto

La Guerra de Tigray, Etiopía

Mencionado entre los conflictos olvidados del mundo por el periódico The Guardian, la lucha que estalló en Tigray, Norte de Etiopía, en noviembre de 2020 entre el gobierno federal y las fuerzas regionales, y los dos años siguientes de conflicto ha tenido consecuencias devastadoras. 

Más de 2 millones de personas han sido desplazadas de sus hogares, siendo la gran mayoría mujeres y niños. La escala de civiles muertos y de destrucción causada por la guerra, llevó al The New York Times a describirlo como “una de los conflictos más sangrientos del mundo contemporáneo”. Al parecer más de 600,000 personas han perdido la vida.  Mientras que números significativos han sido asesinados durante los ataques directos, la mayoría de las personas han muerto debido a la falta de comida o asistencia médica. La región ha estado en gran parte aislada de la ayuda humanitaria, tanto debido a la disminución de las reservas de combustible como a la falta de suministros. En agosto, el Programa Mundial de Alimentación afirmó que casi la mitad de la población en la región de Tigray presentaba una necesidad severa de comida. 

Hay evidencias claras de que han sido cometidos crímenes de guerra por los dos bandos, incluyendo violencia sexual generalizada, siendo que algunos afirman que la asombrosa cantidad de 120,000 mujeres y menores han sido violadas.

La población residente en la región ha visto cortados al mismo tiempo los canales de comunicación, sistemas bancarios y en algunos lugares la electricidad. Los niños no han ido al colegio, lo que, al llegar a la mitad de la pandemia, significa que la mayoría de los niños han perdido tres años de educación. 

La respuesta de la Familia Vicentina

La Familia Vicentina estuvo entre los primeros en responder a esta trágica crisis en la región, proporcionando intervenciones de ayuda vital enfocados en los grupos más vulnerables en sus comunidades. Incluso cuando los suministros se habían agotado, ellos continuaron a visitar a los que estaban sufriendo, para ofrecerles el cariño y solidaridad durante estos momentos de necesidad.

Las ramas de la Familia Vicentina trabajando en Etiopía están comprometidas al servicio de los más empobrecidos proporcionando servicios de salud, educación, desarrollo comunitario y servicios  pastorales así como respondiendo a las necesidades básicas de comida, agua, saneamiento y refugio. En una carta de inicios de este año, un responsable de la Familia Vicentina decía: 

“Les ruego que recen por nosotros y que se conviertan en nuestras voces que están siendo silenciadas una vez más. En nombre de los empobrecidos, por favor, intercedan para que esta locura acabe, vuestro apoyo es extremadamente necesario ahora. Esta es la coyuntura de la que no habrá vuelta atrás, y en ese momento, se demostrará cómo la humanidad puede prevalecer sobre la injusticia y la crueldad”.

Ha habido una señal de esperanza recientemente, después del acuerdo de paz firmado por los dos bandos el 2 de noviembre, pero la situación de la pos-guerra es desoladora y avasalladora. La población de Tigray ha estado totalmente cercada durante 2 años: la gente ha perdido sus casas, sus medios de vida y sus familias han sido destrozadas. Muchos han presenciado y soportado eventos severamente traumáticos. La comida es todavía escasa y las personas están desesperadamente necesitadas. 

Ahora es un momento crucial para apoyar a la Familia Vicentina en Etiopía a ayudar a sus comunidades a recuperarse de este devastador conflicto.

Una reflexión desde Etiopía

 

¿Cómo han ayudado las enseñanzas de San Vicente de Paúl a la Familia Vicentina en Etiopía a sobrellevar dos años de guerra y a apoyar a quienes los rodean?

El llamado de una Hija de la Caridad es imitar a Jesús en el espíritu y el carisma de San Vicente, por lo tanto, los valores vicentinos son valores evangélicos. El sufrimiento fue experiencia vivida por Nuestro Señor y San Vicente desde el nacimiento hasta la muerte, pero no les impidió cumplir su misión. Durante los últimos dos años, miles de personas han vivido la pasión de Cristo en Etiopía. Por nuestra parte, nuestra vida se parecía a la devastadora experiencia de la guerra en Francia en el siglo XVII. Vicente animó a sus seguidores a identificarse con el sufrimiento de los habitantes a través de la oración y el sacrificio en 1635, cuando se convirtió en un puente entre los pobres y los influyentes para salvar vidas que estaban en riesgo de perecer. Las enseñanzas de San Vicente sobre la importancia de la oración, la imitación de Cristo, la confianza en la Divina Providencia, la caridad, trabajar en red y en entregar nuestra voluntad a Dios fueron los motores. Estos nos ayudaron a vivir nuestro llamado, a ser audaces en servir tanto a las víctimas como a los perpetradores sin contar el costo, a construir puentes de perdón y sembrar semillas de esperanza.

Vicente aconsejó a un joven cohermano nombrado superior que le preguntara al Hijo de Dios: “Señor, si estuvieras en mi lugar, ¿cómo actuarías en esta ocasión?”. (CCD:XI:314). Uno de los muchos incidentes desafiantes durante los últimos dos años fue el encarcelamiento de nuestras seis hermanas, simplemente porque provienen de cierta tribu. Esto me recordó la injusticia que experimentó Vicente cuando fue acusado de robo a pesar de que era inocente. Además, nuestros valores vicentinos nos han ayudado a ver a la persona con ojos de misericordia y respeto independientemente de su origen, religión, etnia, ideología política e incluso sus contribuciones a la guerra; para responder a sus necesidades con bondad, generosidad y oración. San Vicente dijo: “Busca la paz y síguela”. (CCD:I:264). Nuestros valores me han ayudado en mi rol de liderazgo, en elegir con valentía la paz y llamar a mis hermanas a ser testigos visibles de Jesús que sigue sufriendo en aquellos que lo perdieron todo, incluidos sus seres queridos. Es con coraje que construimos un futuro mejor. La nueva perspectiva es ir más allá de hacer justicia para sanar el pasado y construir el futuro.

Hna. Ziwot Zewde

Hija de la Caridad