2020 será un año crucial para hacer que cuente la gente sin hogar. En febrero, por primera vez en toda su historia, la ONU publicará un informe sobre sinhogarismo escrito por el secretario general.
Es una oportunidad para comenzar una estrategia global de lucha contra el sinhogarismo, una oportunidad que debemos aprovechar. Ahora mismo, no hay ninguna estrategia. El resto de grandes problemas sociales se combaten de forma global en algún grado. Pero no el sinhogarismo. De hecho, los países no se ponen de acuerdo ni en cómo definirlo. Y tampoco se mide de forma global. Ahora mismo en la ONU, las personas sin hogar no solo son ignoradas, ni siquiera son números.
Puedes pensar ¿y qué? Pues importa. Nos impide acabar con el sinhogarismo ¿Cómo puedes resolver un problema sin conocer su dimensión? Cualquier estrategia creíble debe basarse en buenos datos e información. Así se pueden diseñar programas que respondan sistemáticamente a las necesidades encontradas. Podemos identificar lagunas y ayudar a más gente. Podemos hacer que los gobiernos rindan cuentas sobre sus progresos. La medición es clave.
Pero ¿cómo medir un problema si no te pones de acuerdo en cuál es? Por eso necesitamos una definición. Cuando los países se pongan de acuerdo en qué es el sinhogarismo en línea generales, podremos empezar a medirlo.
Las Naciones Unidas tienen el poder para acordar ambas medidas. La ONU asegura que mide la pobreza global, pero ¿cómo puedes medir la pobreza si no mides su manifestación más visible, el sinhogarismo?
Para ello, la FHA, junto con el Instituto de Sinhogarismo Global y el Grupo de trabajo de las Naciones Unidas para acabar con el sinhogarismo lanzamos la campaña “Haznos Contar”. Llevaremos la voz y la experiencia de las personas sin hogar a las grandes salas de la ONU. Tenemos una carta abierta, firmada por ONG y expertos en la que le decimos que, efectivamente, definición y medición son las bases de una estrategia global. Una estrategia que la ONU debe liderar. Durante la campaña también se presentará un nuevo libro coeditado por nuestro coordinador Mark McGreevy sobre sinhogarismo y la Doctrina Social de la Iglesia.
Es fácil apartar la mirada de algo que no podemos ver, pero el sinhogarismo (y su forma más extrema en la calle) es diferente. Es evidente y llamativo. Está delante de nosotros, en una esquina, en una estación de tren, en los escalones de una iglesia. El sinhogarismo es personal. No se manifiesta en una estadística, concepto o película, sino en una persona de carne y hueso. Una persona que a menudo te pide directamente ayuda.
Y, aun así, estas personas han sido ignoradas por la ONU. Hasta ahora. Esta es nuestra oportunidad de comenzar una estrategia global. Visita makeuscount.com para más información y cómo participar.