Durante los últimos dos años, el tema anual de la Familia Vicentina se ha centrado en desplazamiento forzado y sinhogarismo en personas en situación de calle. Para el 2020, nos centramos en las personas que viven en barrios marginales. Les referimos nuestro documento informativo, que describe con mayor detalle el problema de los barrios marginales y plantea estrategias para superarlo.
El siguiente contiene:
- La escala del problema de los barrios marginales
- El costo humano de los barrios marginales
- Por qué los barrios marginales son una forma de sinhogarismo
- La Biblia y los barrios marginales
- San Vicente de Paul y los barrios marginales
- El Papa Francisco y los barrios marginales
- Una reflexión y una oración
Les alentamos a que utilicen este documento para aprender, reflexionar y continuar sirviendo a nuestros hermanos y hermanas que viven en circunstancias de indigencia en barrios marginales. Puedes descargar este documento en PDF aquí.
Las estadísticas
- 1 de cada 7 personas en el planeta vive actualmente en un barrio marginal.
- 1 de cada 4 personas vivirá en un barrio marginal para el 2030, según las estimaciones actuales.
- 1 de cada 3 residentes urbanos en países en desarrollo vive en barrios marginales.
- En algunos países, hasta el 90% de la población urbana vive en barrios marginales. Los barrios marginales representan uno de los principales tipos de alojamiento en muchas ciudades urbanas en crecimiento, como Nairobi, Nueva Delhi y Manila.
Fuente para todo: https://www.habitatforhumanity.org.uk/what-we-do/slum-rehabilitation/what-is-a-slum/
La realidad de vivir en un barrio pobre
Las familias que viven en barrios marginales carecen de las condiciones fundamentales que necesitan para vivir con dignidad y prosperar como seres humanos. Los residentes deben lidiar con peligros para su salud y bienestar, una amenaza constante de violencia y pocas oportunidades para cambiar su situación.
Salud y Bienestar
Los barrios marginales no están conectados a servicios esenciales como agua potable, saneamiento e instalaciones de higiene. Por lo tanto, los residentes corren un riesgo significativo de contraer enfermedades respiratorias y transmitidas por el agua.
Mas allá de estar densamente poblados, la falta de baños adecuados y la proximidad de los hogares permiten que las enfermedades se propaguen rápidamente. Además, las grandes poblaciones que viven en barrios marginales a menudo carecen de acceso a instalaciones de salud adecuadas y, por lo tanto, no pueden recibir tratamiento rápidamente.
Seguridad y violencia
Es difícil para los vehículos de emergencia y policiales conducir a través de los barrios marginales debido a los caminos sinuosos y estrechos y a las pocas señales. Como resultado, responder a la delincuencia y proporcionar servicios de salud de emergencia resulta un desafío.
Muchos de los alojamientos construidos por personas que viven en barrios marginales son estructuralmente defectuosos. Además, el clima turbulento que se da en muchos países con un alto porcentaje de barrios marginales hace que las inundaciones, incendios y deslizamientos de tierra solo agraven los peligros que presentan los alojamientos deficientes.
Perpetuar el ciclo de la pobreza
Los altos niveles de enfermedad en los barrios marginales significan que, muchas veces, se espere que los niños y las niñas asuman más responsabilidades dentro de la familia y, por lo tanto, se les impide asistir a la escuela. Incluso si los niños y las niñas logran asistir a la escuela, tienen tasas de rendimiento mucho más bajas y tasas de abandono mucho más altas. Una de las razones de esto es la falta de espacio y luz para hacer sus deberes.
Los trabajadores y las trabajadoras a menudo se ven marginados de la economía formal. La falta de una dirección oficial es un obstáculo para conseguir empleo. Trabajar de manera informal solo exacerba la situación de las personas que viven en barrios marginales al hacerles más vulnerables a la explotación.
Barrios marginales y sinhogarismo
En todo el mundo, las definiciones de sinhogarismo han sido variadas y conflictivas. El diálogo sobre el sinhogarismo, a menudo, ha comenzado desde una perspectiva inherentemente occidental y se ha centrado, principalmente, en el sinhogarismo en personas en situación de calle.
El Instituto de Sinhogarismo Global (IGH por sus siglas en inglés) tiene sus raíces en la Familia Vicentina y es una sociedad entre Depaul International y la Universidad DePaul. En el 2015, desarrollaron un marco que reflejaba con mayor precisión las diversas experiencias del sinhogarismo en todo el mundo. En el 2020, los esfuerzos del IGH aseguraron la primera resolución de la ONU sobre el sinhogarismo, en más de treinta años. La descripción del sinhogarismo adoptada por la ONU es la siguiente:
“… la falta de hogar no es meramente una falta de vivienda física, sino que a menudo está interrelacionada con la pobreza, la falta de empleo productivo y de acceso a la infraestructura, así como con otras cuestiones sociales que pueden constituir una pérdida de la familia, la comunidad y el sentido de pertenencia y, según el contexto nacional, puede describirse como una situación en la que una persona o un grupo de personas que componen un hogar carecen de un espacio habitable, lo que puede comprometer su capacidad de disfrutar de relaciones sociales, e incluye a las personas que viven en la calle, en otros espacios abiertos o en edificios no destinados a la habitación humana, las personas que viven en alojamientos temporales o refugios para personas sin hogar y, de conformidad con la legislación nacional, pueden incluir, entre otras, las personas que viven en alojamientos muy inadecuados sin seguridad de la tenencia y sin acceso a los servicios básicos”
Este logro garantizará que nadie, incluidas las personas que viven en barrios marginales, se quede atrás en los esfuerzos mundiales para poner fin al sinhogarismo.
La Biblia y los barrios marginales
La frase ‘barrio pobre’ no aparece en la Biblia, lo que refleja el contexto histórico en el que vivió Jesús. No obstante, el Nuevo Testamento, constantemente, hace referencia a la importancia de ayudar a los y las necesitados, así como a la importancia de tener un hogar seguro y protegido.
- Isaías 32: 18 «Mi pueblo vivirá en lugares tranquilos, en hogares seguros, en lugares de descanso tranquilos».
- Isaías 58: 7 “¿No es para compartir tu pan con los hambrientos y traer a los pobres sin hogar a tu casa? ¿cuándo veas al desnudo, cubrirlo y no para esconderte de tu propia carne?
- Mateo 25: 42-45 “’Porque tuve hambre y no me diste de comer, tuve sed y no me diste de beber, fui extranjero y no me acogiste, andaba desnudo y no me vestiste, estuve enfermo y en la cárcel y no me cuidaste. … ‘De cierto te digo que todo lo que no hiciste por uno de estos más pequeños, no lo hiciste por mí’”.
- Lucas 2: 7 “Y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada”
San Vicente de Paul y los barrios marginales
San Vicente vivió durante el siglo XVII y los barrios marginales solo comenzaron a existir en el siglo XIX. Como tal, el propio Vicente no trabajó, directamente, con personas que viven en barrios marginales. No obstante, se evidencia por su trabajo con personas en situación de calle, refugiadas y por educar a niños espositos, que las personas que viven en barrios marginales también habrían tenido prioridad en su servicio.
En el 1639, Vicente comenzó sus esfuerzos para encontrar alojamiento y asistencia para miles de hombres, mujeres y niños desplazados durante las guerras en Lorena. Este trabajo se prolongó durante diez años y vio a Vicente asentar y alimentar a miles de personas en circunstancias de indigencia. En el 1652, la pobreza se había apoderado de París. En respuesta, Vicente había puesto en marcha importantes programas de ayuda que proporcionaban alojamiento y sopa dos veces al día a miles de personas muy pobres, desplazadas de manera interna. San Vicente también inició un programa de empleo en su época, proporcionando a las personas las herramientas que necesitaban para continuar su oficio, como la fabricación de zapatos y la sastrería.
El esfuerzo de Vicente para crear un cambio sistémico se evidencia, aún más, en la organización de programas educativos para los y las jóvenes que viven en las calles o en condiciones extremas. Vicente, junto con Luisa de Marillac, reconocieron que, si los niños y las niñas iban a interrumpir el ciclo de la pobreza, entonces necesitaban encontrar un empleo y, para hacerlo, necesitaban desarrollar habilidades. En consecuencia, la pareja fundó las “petites écoles” (pequeñas escuelas) y los niños y las niñas aprendieron una variedad de habilidades necesarias para ganarse la vida, como tejer, coser y bordar.
Las terribles circunstancias encontradas en los barrios marginales de todo el mundo, sin duda habrían preocupado profundamente a Vicente. Sin embargo, esperamos que él se haya sentido alentado por las diversas iniciativas vicentinas que han surgido en todo el mundo para ayudar a las personas que viven en barrios marginales. Por ejemplo, el trabajo del padre Pedro Opeka quien, durante las últimas tres décadas, ha creado el proyecto Akamasoa en Madagascar, el cual ha ayudado a más de 500,000 personas que viven en barrios marginales. De manera similar, en Manila, la Congregación de la Misión, junto con el voluntariado parroquial, sirven comida, cada semana, a cientos de personas que viven en barrios marginales, a menudo, la única comida caliente que tendrán.
El papa Francisco y los barrios marginales
Antes de su elección al papado, el papa Francisco, o Jorge Bergoglio, se había ganado la fama como el «obispo de los barrios marginales». Como arzobispo de Buenos Aires, su ciudad natal, Francisco pasó la mayor parte de su tiempo en Villa 21-24, un barrio pobre en el que viven cerca de 50 000 indigentes.
El padre Juan Isasmendi, un sacerdote que también trabaja en Villa 21-24, recuerda cómo, cuando Francisco era arzobispo, encontraron grandes dificultades para recaudar fondos para distribuir a las personas pobres y asegurarse de que tuvieran cubiertas, por lo menos, las necesidades más básicas para sobrevivir. Como tal, Francisco conseguiría comida él mismo. Salía a una de las panaderías, compraba pan y se lo traía a los niños y las niñas cada mañana.
Trabajaba, incansablemente, para encontrar financiamiento para proyectos en las villas. También hablaba, frecuentemente, con los sacerdotes de la villa, ayudándoles a resolver los problemas de la gente en sus parroquias.
En el 2015, Francisco visitó el barrio marginal de Kangemi en Nairobi, Kenia. Kangemi es un vasto asentamiento de techos oxidados que ve, a miles de familias, forzadas a vivir en chozas de hierro con escasos medios para mantener un nivel adecuado de higiene y saneamiento. Muchas familias sobreviven con unos pocos dólares al día. Al salir de su vehículo, en una enlodada calle, caminó al lado de cientos de niños indigentes que tienen como hogar míseras casuchas.
Al final de su visita, Francisco declaró que los barrios pobres eran «heridas» infligidas por la élite. Insistió en que “necesitamos ciudades integradas que pertenezcan a todos y todas”, haciéndose eco de la visión de la FHA de un mundo donde todos y todas tengan un lugar al que llamar hogar y participación en su comunidad.
A lo largo de su papado, el Papa Francisco ha predicado la importancia de atender a las personas marginadas, un pilar que ha mantenido cerca desde sus días como arzobispo de Buenos Aires.
Reflexión
Para muchos y muchas de nosotros, vivir en barrios marginales puede parecer un problema lejano. Para varios países es imposible no enfrentarse a los horrores del sinhogarismo de personas en situación de calle o desconocer que aquellas personas que han sido desplazadas por la fuerza necesitan encontrar refugio en nuestros pueblos y ciudades de origen. Sin embargo, la existencia de barrios marginales es una realidad que muchos y muchas de nosotros tenemos el privilegio de ignorar. Por tanto, les invitamos a reflexionar sobre lo que la Familia Vicentina puede hacer para combatir esto.
- ¿Qué podría hacerse por las personas que viven en barrios marginales?
- ¿Cómo podemos generar mayor preocupación por el rápido y proyectado crecimiento de los barrios marginales?
- Si hay barrios marginales en su país, ¿qué pueden hacer?
- Si los barrios marginales no están presentes en su país, ¿qué pueden hacer?
- ¿Cómo podemos apoyar el empoderamiento de las personas que viven en barrios marginales y asegurarnos de que participen en cualquier solución?