¿Cómo puede la Familia Vicentina ayudar a las personas refugiadas, desplazadas internas y víctimas de la trata de personas? A través de la colaboración y la acción. Estos dos temas impregnaron los tres días de la Conferencia de la FHA.

En su homilía de apertura, Mons. Robert Vitillo (C.S.) habló de la importancia de abordar tanto las necesidades espirituales como las soluciones técnicas para responder a las necesidades de los refugiados. Por lo tanto, nos anima a abrir los ojos a las realidades de sufrimiento que tal vez nos parezcan lejanas pero que son de vital importancia ya que mientras no se garantice a todos el derecho a una vida digna, no se garantizará el de nadie.

El martes por la tarde, nos enfocamos en los desencadenantes que causan el desplazamiento y las crisis de refugiados en todo el mundo. En particular, la Hna. Francely Elizabeth Pérez (HC) nos contó cómo las Hijas de la Caridad reaccionaron rápidamente llevando ayuda y apoyo a las familias afectadas por la erupción del Volcán de Fuego de 2018 en Guatemala. Hna. Francely dijo: ‘Vimos a muchas personas buscando a sus esposos, hijos, esposas, padres, parientes. Era común ver de 5 a 10 ataúdes por día en el parque central de Alotenango. Gritos, llantos, miradas perdidas, largos silencios. Personalmente, la mayor parte del tiempo no sabía qué decir. Sólo los estaba acompañando. Su recuerdo todavía me golpea. Sus rostros aún permanecen en mi memoria’.

El segundo día escuchamos a la Hna. Olivia Umoh (HC) hablar sobre la realidad de Ghana y Nigeria y cómo ‘Talitha Kum’, una red de la que forman parte las Hijas de la Caridad, está abordando la trata de personas a través de iniciativas colaborativas centradas en la prevención, protección y rehabilitación de sobrevivientes.

Después de éste y otros testimonios, el P. Fabio Baggio (C.S) nos invitó a reflexionar sobre las palabras del Santo Padre en su Encíclica «Fratelli Tutti», ya que se convierten en una herramienta de conciencia y, aún más importante, de acción: el encuentro con los demás es el único camino para construir una sociedad humana que traspase cualquier frontera.

El tercer día nos centramos entonces en la “llegada”, y como tal en los viajes que no terminan sino que continúan en los nuevos países de residencia. Escuchamos dos testimonios de David Carroll (Depaul Irlanda) y Sor Petra Jedličková (HC) hablando sobre las necesidades de los solicitantes de asilo y refugiados, en Irlanda y Eslovaquia respectivamente. Escuchar ambos testimonios nos ayudó a reflexionar sobre cómo los viajes de los solicitantes de asilo y refugiados están llenos de miedo y peligro, pero también de esperanza, y cómo todos compartimos el mismo sueño: el derecho a un lugar ‘seguro’ para vivir y una vida digna.

Estas y otras conversaciones animaron la Conferencia, nos llevaron a reflexionar y compartir testimonios y conocimientos como Vicentinos, hermanos y hermanas, y sobre todo como seres humanos. Aprendimos que un «lugar seguro» aún no está garantizado para todos y nos inspiró a asegurarnos de que trabajamos para lograr este objetivo de seguridad al defender los derechos de las personas cuyas voces aún no se escuchan.