Catorce millones de personas huyeron de sus hogares en busca de seguridad y más de 800,000 hogares han sido destruidos: números aterradores que se han visto en Ucrania desde la invasión rusa en febrero del 2022 hasta hoy (ACNUR).

La Familia Vicentina ha mostrado un gran compromiso y dedicación hacia los necesitados desde el comienzo de la guerra, incluso brindando ayuda esencial y de emergencia en el terreno. Ahora nos complace decir que en diciembre pasado dimos la bienvenida a un nuevo proyecto de 13 Casas en Ucrania, cuyo objetivo es ayudar a las familias que viven en pueblos cerca de la capital cuyas casas quedaron completamente destruidas.

Sor Marta Meshko de la Congregación de las Hermanas de María de la Medalla Milagrosa, sirviendo en Kyiv desde el 2005, nos cuenta historias de sufrimiento extremo. Muchas familias perdieron todo lo que tenían en cuestión de minutos.

Entre estos, encontramos la historia de la Sra. Tania y su esposo. Escondiéndose en el sótano -donde la gente del pueblo también guardaba la poca comida disponible- consiguieron sobrevivir a los bombardeos durante un tiempo. Sin embargo, la oscuridad, el frío, la inseguridad y las continuas explosiones les trajeron demasiado sufrimiento y un día decidieron huir.

Durante el trayecto, Tania, con lágrimas en los ojos, rezaba de memoria el Salmo 91:
El que habita al abrigo del Altísimo descansará a la sombra del Todopoderoso. Diré del Señor: “Él es mi refugio y mi fortaleza, mi Dios, en quien confío”. Ciertamente El os salvará del lazo del cazador y de la pestilencia mortal. Con sus plumas te cubrirá y debajo de sus alas encontrarás refugio; su fidelidad será tu escudo y baluarte”.

Tania recuerda la fuerza de esta oración y cómo Dios la protegió, ‘tapando los ojos’ de los militares rusos, salvándole la vida y permitiéndole escapar de los bombardeos. Después de un tiempo, Tania y su esposo tuvieron que regresar a su pueblo, pero desafortunadamente no encontraron su casa: estaba completamente destruida.

Durante varios meses, los Padres y Hermanas Vicentinos –junto con los voluntarios de ‘Depaul Ucrania’– han estado proporcionando materiales de construcción a los habitantes de los pueblos de los alrededores de la capital, para que puedan empezar a reconstruir sus casas destruidas por las bombas. Gracias a los materiales recibidos, Tania y otras familias pudieron construir un refugio de emergencia y luego una nueva casa para comenzar de nuevo su vida.

Sor Marta aún recuerda la gran cantidad de solicitudes de ayuda durante los primeros meses de la invasión rusa y la sensación de impotencia ante tanto sufrimiento. La respuesta a este dolor provino de la fuerza colaboradora de la Familia Vicentina internacional.

“Es un privilegio recibir tanta solidaridad. He experimentado la fuerza de la iglesia universal, su deseo de ayudar nos ha dado el coraje para levantarnos y organizar servicios de ayuda. Fue tan grande el dolor que trajo la guerra, pero nos consolaste y como una luz, nos mostraste el rumbo a seguir. Gracias a Dios, la solidaridad importa, es nuestra fuerza”.
Sor Marta

Después de visitar las aldeas de Moshchun y Zahaltsi, la Familia Vicentina en Ucrania ayudó a 21 familias a reconstruir sus hogares, gracias a varias donaciones de benefactores de Eslovenia, la colaboración de varias ramas vicentinas, y la acción del proyecto ‘Biscotto Vincenziano’.

 

“Es un verdadero milagro ver cómo estas personas, después de haberlo perdido todo, en lugar de quejarse del daño sufrido injustamente, reaccionan inmediatamente a un gesto de bondad y encuentran de nuevo la esperanza en la vida. Me conmueve ver cómo, en esta trágica situación, son capaces de mostrar gratitud y esperanza”.
Sor Marta

Estamos muy agradecidos de sor Marta y de toda su comunidad por el trabajo realizado al servicio de los más pobres, y por cómo el proyecto pasó a formar parte de la Campaña 13 Casas.

Sor Marta expresó su reconocimiento así:

“La Campaña de 13 Casas representa una dirección en la que avanzar dentro de nuestros servicios. Ser parte de una iniciativa colaborativa vicentina es hermoso, fortalece y alienta. Es como si hubiera una mano invisible guiando el camino de nuestra respuesta. Gracias por recibirnos”.

Guiados por el carisma de San Vicente y Santa Luisa al servicio de los más pobres queremos dirigir nuestras oraciones a todos los que sufren en Ucrania. Esperamos que pronto puedan vivir en paz y armonía en un lugar seguro al cual llamar ‘hogar’.